viernes, 15 de mayo de 2009

HAZTE AMIG@ DE TU SUBCONSCIENTE


Hola, hola:


Espero que todo esté yendo bien para todo el mundo, de corazón así lo deseo.

En esta ocasión estimad@s amig@s vamos a continuar ahondando en los conocimientos necesarios para aproximarnos a lo que causará un profundo impacto en cada uno de ustedes, con el aprendizaje y uso de este proceso: "Evolución Subliminal".


Nuestras decisiones inconscientes


¿Cuántas veces, recuerdas haber escuchado a personas describir sus problemas con absoluta claridad y lucidez intelectual, no obstante, te das cuenta que todavía llevaban encima dichos problemas? ¿Alguna vez, después de una decisión consciente de cambiar algún comportamiento, sentimiento o reacción, te has encontrado cayendo en lo mismo? Pues, esto sucede por que en la mayoría de las situaciones nuestra mente consciente, por sí sola, es incapaz de estar permanentemente modificando conductas, sentimientos o reacciones inconscientes. En el caso que hubiéramos decidido conscientemente tener esos comportamientos, sentimientos o reacciones que no deseamos para nada, nos pudiera haber sido fácil hacer un cambio en forma voluntaria, sencillamente tomando la decisión. Sin embargo, estas decisiones suelen darse a un nivel más automático (inconsciente): es como si existiera en cada uno de nosotros una parte inconsciente que se encargara de hacer esas cosas por nosotros. Dado que nuestra parte inconsciente y pensante no controla las conductas, sentimientos o reacciones que no deseamos, el primer paso para modificarlas es aprender a tener acceso a aquellas partes de nosotros mismos que sí lo hacen. De esta manera sabremos de qué forma dichas partes pueden ser nuestros "amigos interiores".


Qué hace el subconsciente


Tu mente consciente puede muy bien centrar la atención en unas pocas cosas a la vez. Investigaciones demuestran que somos capaces de controlar de modo consciente y simultáneo entre cinco y nueve datos de informaciones; superando este límite la mente consciente se sobrecarga.


Toma más conciencia de tus partes inconscientes


Frecuentemente, la gente habla como si alguna parte de ellas mismas controlara una determinada conducta o comportamiento:



  • Una parte de mí hace que consuma más chocolates.

  • Una parte de mí está de mal humor con mi cónyuge.

  • Sabía que estaría cansado al día siguiente, pero una parte de mí quería "carretear" hasta tarde.

  • Traté con mucha energía seguir la dieta, pero hubo una parte de mí que no se resignaba a dejar de lado el postre.

Cada vez que haces este tipo de afirmaciones lo que en realidad estás comunicando es que no posees el control consciente sobre un comportamiento personal. Es como si alguna parte subconsciente hubiera decidido que lo mejor era comer chocolates, enojarse con la pareja, irse de juerga por la noche, o engullirnos un postre sin que importe nada lo que conscientemente deseas.


Cuando tenemos pensamientos negativos o experimentamos emociones de rabia, envidia, frustración o culpa, con frecuencia lo que sentimos es que no tenemos otra alternativa. Es como si una parte nuestra hiciera que los tuviéramos.


Cuando tenemos "sentimientos mezclados", una parte nuestra siente una cosa y otra parte siente otra: por un lado queremos terminar un proyecto, por otro lado nos gustaría ir al cine o al estadio; nos dan ganas de gritar a los niños y simultáneamente queremos ser cariñosos y pacientes; una parte se siente intimidada, mientras el resto de nosotros desea mostrarse seguro y confiado. Al decir que "una parte nuestra" se siente intimidada, estamos expresando de alguna manera que una parte de nuestro pensamiento y de nuestra conducta se organiza alrededor del sentimiento de intimidación en tanto que el resto apunta hacia otra cosa. Es probable que, a su vez, esa otra parte esté intentando por todos los medios mantener la calma y mostrarse eficaz.


:_____


Dejaremos hasta aquí estas explicaciones, para no cansarlos con tanta información simultánea, pero continuaremos pronto para acercarnos al desenlace esperado.



Hasta la pròxima amig@s.


Eduardo Brizuela.


No hay comentarios: